En esta época contemporánea, donde la inquietud por el cambio climático se intensifica, la exposición al calor surge como una problemática de creciente relevancia. A medida que las temperaturas se elevan, comprender las implicaciones de la prolongada exposición al calor y cómo salvaguardarnos se torna imperativo.
Según explica el jefe de carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos y Gestión Ambiental de la Universidad Viña del Mar, (UVM), Boris Gary Zambra, La exposición al calor emerge como una amenaza que puede afectar a individuos de todas las edades y condiciones físicas. “Desde los abrasadores días veraniegos hasta situaciones laborales que involucran elevadas temperaturas, es crucial reconocer los riesgos asociados.
Respecto a los efectos en la salud, el académico UVM indica sobre el impacto térmico precisando que “entre las consecuencias más severas de la exposición a altas temperaturas se encuentra el golpe de calor, una condición potencialmente letal. Manifestaciones como vértigos, desorientación, pulso acelerado y piel seca demandan atención médica inmediata ante la sospecha de un caso de este tipo”.
Desbalance hídrico
Gary agrega que el desbalance hídrico, es otro factor fundamental. “La pérdida excesiva de líquidos, debido a la sudoración, puede desembocar en deshidratación, propiciando fatiga, debilidad y disminución de la concentración. Además, las elevadas temperaturas pueden agravar la carga sobre el sistema cardiovascular, especialmente, en aquellos con condiciones médicas previas, pudiendo desencadenar problemas como la hipertensión o incluso infartos”.
El especialista aclara que existen varios grupos vulnerables, detallando que hay ciertas poblaciones, como niños pequeños, ancianos y personas con enfermedades crónicas, que son más propensas a sufrir las repercusiones de la exposición al calor. Por lo que es esencial considerar también el bienestar de las mascotas, quienes pueden experimentar efectos adversos por el calor.
Para prevenir situación como éstas, el docente universitario recomienda “consumir suficientes líquidos, es crucial que se beba mucha agua para contrarrestar la pérdida de fluidos causada por el calor y la sudoración. Se debe tener una buena elección de indumentaria adecuada, optar por prendas ligeras y de tonalidades claras puede ayudar a reflejar el calor y mantener una temperatura corporal más baja. Evitar la exposición directa al sol, buscar sombra y limitar la exposición directa a los rayos solares durante las horas más calurosas. Y en materia laboral, se debe tener descansos regulares, especialmente en los entornos de trabajo con altas temperaturas y es esencial programar pausas periódicas para permitir que el cuerpo se enfríe”, sostuvo el jefe de carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos y Gestión Ambiental UVM.
Finalmente añade que “la exposición al calor no debe subestimarse; sus consecuencias pueden ser significativas. Adoptar medidas preventivas y estar alerta a los síntomas se presenta como la línea divisoria entre la seguridad y el riesgo. En un contexto de cambio constante, resguardarnos del calor emerge como una responsabilidad compartida que no podemos obviar”, acotó Boris Gary.