Por Dra. Tania Zumaeta Quiroz Académica Escuela de Ingeniería y Negocios
Universidad Viña del Mar
El Mercado Cardonal tiene más de 100 años, es un centro cívico del comercio hortofrutícola ubicado en el corazón legislativo de la comuna de Valparaíso. Con 282 locales instalados formalmente al interior del Mercado, es decir, 282 familias que viven de la comercialización de sus productos, cada local está vinculado a proveedores, otro eslabón de familias que viven de este abastecimiento. En su generalidad son varias generaciones quienes han asumido la gestión de estos negocios, muy orgullosas de sus ancestros y las historias de esfuerzo asociadas a esta realidad.
Los locales del primer piso se reparten entre la venta de frutas, verduras y rotiserías. En el segundo piso encuentras el mariscal, la cazuela, los porotos con riendas, entre otros platos chilenos, porteños y pintorescos. Las bodegas están ubicadas en el subterráneo y almacenan cientos de recuerdos, algo de aserrín, legumbres, orégano y olores que condimentan el alma. El Mercado Cardonal visibiliza a esos comerciantes que son patrimonio vivo de Valparaíso, la cadena de valor considera los productos frescos, el servicio del “caserito o caserita”, los años de experiencia de los locatarios, la vivencia pintoresca, la diversidad en los productos, el conveniente precio y un espacio físico que invita a la compra saludable y al regocijo alimenticio. Por ley deben cumplir con las contribuciones por locales y bodegas, el espacio físico paga por sus dimensiones y utilidad. Están formalizados y deben pagar patente, gastos comunes y remuneraciones a quienes colaboran en el negocio. Cada dueño tiene su realidad financiera e intenta pagar a tiempo sus cuentas, pero la pandemia los dejó financieramente debilitados. Actualmente les toca enfrentan la situación económica del país y el aumento de la competencia informal. Más de $500.000.000 anuales gasta la administración del Mercado Cardonal para responder al mantenimiento, mejoramiento, conservación y fiscalización del Estado de Chile (Servicio de Impuestos Internos, SEREMI de Salud y otros). Los impuestos son el ingreso que tiene el Estado para realizar inversión social, por lo mismo, la administración contribuye con esta recaudación. El proceso administrativo de cualquier organización (planificación, organización, integración de personas, dirección y control) siempre considera el análisis del entorno para ajustarse en el tiempo, por ejemplo, el Mercado pudo observar un recambio generacional en sus más de 100 años de vida, y el verdulero fue adaptándose a los gustos y preferencias del cliente, así llegaron las frutas más exóticas provenientes de otras regiones y países también. La importación también sacaba cuentas alegres por esta situación. El entorno retroalimenta al proceso administrativo, lo puede desarrollar o estancar. La prosperidad es una cadena frágil que hay que cuidar y gestionar. Con la llegada de competencia informal en su entorno surgieron una seria de complejidades como bloqueo en acceso al Mercado (aumento en el riesgo de accidentes personales y disputas); reducción en el ingreso de clientes al Mercado; reducción de las utilidades de los locales internos, aumento en el gasto por mantenimiento de infraestructura, baños, basura y otros; discusiones territoriales por espacio informal; atmósfera insegura; deterioro de infraestructura pública; frustración por competencia desigual; colapso vial; contaminación visual, acústica, entre otras; deterioro del servicio al cliente, etc. El entorno se fue colapsando día a día, sin planificación ni control.
SE FUE BLOQUEANDO Y OSCURECIENDO
La bella infraestructura del Cardonal se fue bloqueando y oscureciendo. Los gastos se fueron abultando y los ingresos por venta debilitando. Muy por el contrario, el informal sin pagar impuestos ni patentes, sin fiscalización, sin dar empleo y obviamente con una ventaja competitiva desbordante pudo vender a un precio menor, porque maneja un costo menor. El vendedor informal se fue arrimando al valor -trabajado en más de 100 años- del Mercado Cardonal.
Los “mercados cardonales” en el mundo entero son centros turísticos que evidencian sus frutas y verduras típicas, los visitantes son bien atendidos, son protegidos y los espacios buscan reducir los riesgos para ellos; son visiones de desarrollo económico y sociales que conocen la gestión del territorio y su puesta en valor. La comuna de La Serena, en la cuarta región de Chile, es famosa por esta gestión del valor con su Mercado La Recova. El desembolso turístico casi siempre es una estrategia para el bienestar de la sociedad, paga impuesto y este dinero se va al estado para invertir en esos proyectos tan necesarios (hermoseamiento de plazas, iluminación pública, arreglos de calles, alcantarillados y tantos otros). El entorno del Mercado Cardonal debe cambiar, ya no sólo es un tema de competencia injusta, también se trata de la gestión eficiente de los riesgos territoriales como terremotos y tsunamis. “La vulnerabilidad es multifactorial y corresponde al producto de la interacción de factores físicos, sociales, económicos y ambientales” (UN-ISDR, 2004). En este análisis, sólo se debe recordar que las vías deben estar despejadas para evacuar. No se puede esperar a que suceda un evento trágico o la muerte de inocentes, lo que sería una injustica e irresponsabilidad por parte de los que, teniendo la oportunidad de apoyar y contribuir a la mejora de la salubridad del espacio y entorno, hoy prefieren callar. La prevención de los riesgos duerme.
MERCADO INFORMAL, ÚNICO GANADOR
Y mientras el mundo real chileno se desploma en su estructura y formalidad, guiado incluso por la mano de cierta autoridad, el único ganador es el mercado informal. En este contexto económico cotidiano del territorio, varios comerciantes formales ya no están, el cierre de sus cortinas metálicas da la bienvenida a la oscuridad. Es una metáfora que ilustra la decadencia y el desempleo formal, se asoma las lagunas previsionales, el endeudamiento y la angustia de lo que vendrá. Varias familias porteñas se van despidiendo de sus ingresos, aumenta la cesantía, la desesperanza se instala y contagia al inversionista, las expectativas cuentan en esta vida. El deterioro del territorio es inminente, la delincuencia prospera, la belleza del paisaje es pobre, un toldo y una mesa plegable nos queda. Es la gran ciudad persa. Esta es la dicotomía que enfrentamos hoy, por un lado, se busca una nueva ley de tributos y por otra se autoriza la evasión. Por un lado, fiscalizamos y por otro liberamos. Quién respeta las políticas públicas paga y quien se resiste es subvencionado por el Estado. Entonces, la confusión que es padre de la dominación se escaba de las manos para dar vida a un país silencioso e individualista, con autoridades cuya dirección invoca el estilo “laissez faire”. Finalmente se espera que las autoridades competentes tomen las decisiones con mayor concentración en las variables económicas (empleo formal, desarrollo turístico con estándares internacionales, incentivos económicos para la formalización, puesta en valor de la historia y control en la recaudación), ya que el desarrollo económico de nuestro país se logrará a través de un mensaje unificado, justo y claro.