Debido al avance de las tecnologías y la digitalización de la vida, los aparatos van quedando obsoletos cada vez más rápido, generando así la necesidad de renovarlos cada cierto tiempo, pero sin tomar en cuenta que los desechos que se generan de los productos tecnológicos son altamente tóxicos y contaminantes.
Un estudio realizado por el ministerio de Medio Ambiente, reveló que tan solo un 3,4% de los residuos de los dispositivos técnicos y tecnológicos son reciclados, lo que equivale a 320 gramos por habitante, siendo las empresas quienes generan más desechos electrónicos. Para enfrentar esta problemática y gestionar el tratamiento de este tipo de residuos, se establecieron como productos prioritarios en la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP).
En este sentido, Alejandra Velasco, directora jurídica de Círculo Rep y abogada, alertó sobre los peligros de la basura electrónica: “producen gran contaminación, porque las sustancias utilizadas en la fabricación son altamente contaminantes, por ejemplo, tienen mercurio y plomo, elementos que generan una contaminación gigantesca al nivel de las aguas, al nivel de los suelos y obviamente produce un impacto en el hábitat y el ecosistema, por ejemplo, la batería de los celulares tiene antimonio, tiene arsénico, tiene cadmio, componentes que producen enfermedades respiratorias, cutáneas y cancerígenas”, expresó.
En Chile el panorama es complejo: se estima que en cada hogar hay 40 equipos tecnológicos, generando en promedio 9,6 kilos de chatarra al año por cada habitante. A nivel global no es muy diferente, ya que se producen en todo el mundo cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos al año.
Para la experta en temas de sostenibilidad, es fundamental que esta problemática se aborde desde la generación de conciencia: “tiene que haber un desarrollo de la conciencia ambiental a todo nivel, desde los niños en el colegio, las empresas y a nivel gubernamental. Esto se logra a través de iniciativas de sensibilización por parte del Estado, pero además, a nivel empresarial y desde los establecimientos educacionales, lograr educar para que exista conciencia en que todos debemos involucrarnos en la gestión de estos productos y sus materiales cuando terminan su vida útil, buscando por tanto cambiar el enfoque actual que se le está dando a estos aparatos eléctricos/electrónicos. Al final todo esto se traduce en una contaminación ambiental y que va a recaer en nuestra salud, no solamente en las generaciones que vengan a futuro, sino hoy día en las generaciones actuales”, dijo Velasco.
En las grandes ciudades, sólo 11% del material electrónico generado se recicla, frente a 28% de otros tipos o clases de basura; el resto termina en basureros y, por consiguiente, hay filtraciones de peligrosos materiales tóxicos, es por eso que la Ley REP busca obligar a los productores y también a consumidores a que se hagan cargo de estos desechos.