Por: Dra. Priscilla Ledezma Araya
Jefa de carrera Odontología
Universidad Viña del Mar
El proceso de formación de los cirujanos dentistas requiere el desarrollo de habilidades y destrezas motrices que les permitan perfeccionar, por ejemplo, la percepción táctil y el manejo de fuerzas y presión. De ahí la relevancia, en el proceso de formación profesional, de la implementación de la simulación háptica, entendiendo esta práctica como un factor que contribuye al fortalecimiento de las capacidades de autorregulación, especialmente cuando son motivantes y desafiantes.
La simulación háptica considera el uso de tecnología de alta fidelidad para el desarrollo de las destrezas motrices en los estudiantes, permitiéndoles experimentar con tejidos virtuales, sin recurrir a tener contacto físico con tejidos reales. La implementación de esta herramienta sin duda que propicia un ambiente ideal para el aprendizaje, para el entrenamiento y el refuerzo de determinadas habilidades.
Este tipo de herramienta, que combina la simulación visual y táctil, permite reproducir no sólo el aspecto de las estructuras orales implicadas, sino que también aspectos como su dureza, consistencia, textura y comportamiento mecánico. El uso de estos dispositivos permite acceder a una retroalimentación que influye positivamente en la promoción de enfoques de aprendizaje de mayor profundidad en los estudiantes, promoviendo actitudes y conductas relativas al desarrollo de mayor autonomía y autorregulación en la adquisición y desarrollo de habilidades.
Como parte del entrenamiento inicial, la simulación háptica se presenta como una herramienta educativa que fomenta el auto entrenamiento mediante la retroalimentación táctil, aprovechando el sentido del usuario a través de la aplicación de fuerzas o vibraciones, entre otros estímulos. Esta estrategia didáctica, mediada por tecnología segura y estandarizada, permite la práctica repetida de habilidades, facilitando el aprendizaje a través de los errores. Es, por tanto, que se establece que el uso complementario de un simulador háptico, junto con métodos tradicionales de preparación, influye positivamente en la autoeficacia. Esto se debe a que el simulador permite una mayor conciencia de las complejidades asociadas y desafía al usuario a autorregularse para enfrentarlas.