Por: Carlos Liebig Sanguineti
Coordinador Académico
Carrera de Entrenador Deportivo
Escuela de Educación
Universidad Viña del Mar
En Chile, la concentración del poder y los recursos a nivel central ha sido una característica histórica. Cuántas veces hemos escuchado en la opinión pública que todo se concentra en Santiago. Lamentablemente, comentarios como aquellos son una realidad. De acuerdo con Pliscoff, Chile ha tenido tradicionalmente un modelo centralizado de gobierno, donde gran parte de las decisiones políticas y administrativas se concentran en el nivel central del Estado, lo que ha limitado la capacidad de toma de decisiones de las autoridades locales. Lo cual, a su vez, también conlleva una desigual distribución de los recursos.
Esta centralización, lamentablemente, ha generado brechas en el acceso a servicios públicos de calidad y oportunidades, impactando principalmente el desarrollo regional y limitando la participación ciudadana. La centralización ha contribuido a la concentración de la riqueza y el desarrollo en la capital y algunas zonas urbanas, dejando rezagadas a otras regiones con menos oportunidades de crecimiento y progreso.
Pero ¿qué significa descentralización y porque descentralizar? Según Oates, la descentralización implica la asignación de autoridad a los niveles inferiores de gobierno para el ejercicio de la función pública o las finanzas. Autores como Dubois y Fattore definen la descentralización como un proceso político, administrativo y organizacional que ha estado presente en la discusión sobre la distribución del poder y la toma de decisiones, tanto en la sociedad moderna como en las primeras reflexiones de los tipos tradicionales de organización político-administrativa. Rondinelli la define como la transferencia de responsabilidades de planificación, gestión, recaudación y asignación de recursos desde el gobierno central y sus agencias a unidades territoriales.
Chile, en su ruta hacia un estado moderno, ha demostrado gran interés y voluntad por avanzar hacia un estado descentralizado, en relación con aspectos políticos, descentralización administrativa, económica, fortalecimiento de capacidades locales y regionales, participación ciudadana y control democrático. En este contexto, una de las herramientas claves para la descentralización de un país es el deporte. La Política Nacional de Actividad Física y Deporte 2016-2025 juega un papel fundamental en este proceso, identificando esta actividad como instrumento de cohesión social, encuentro y compartir ideales, intereses y valores que vitalizan la organización de los territorios. Promueve y crea instancias colectivas de participación social, aprovechando los distintos beneficios que trae el deporte y la actividad física.
Potenciar iniciativas locales
Al descentralizar las políticas deportivas y fomentar la participación de la población en la promoción de la actividad física y hábitos saludables se puede potenciar el desarrollo de iniciativas locales que reflejen las necesidades y particularidades de cada comunidad, fortaleciendo así el sentido de pertenencia, impactando y promoviendo la integración social de ese sector. En este proceso, existe una pieza clave en dicha política: el Sistema Nacional de Actividad Física y Deporte, estructura organizativa, coordinadora e integradora que tiene como objetivo principal promover, desarrollar y promocionar la actividad física y el deporte a nivel nacional, teniendo como responsabilidad fundamental articularse con distintos actores claves tanto público como privados llamados a materializar los objetivos y lineamientos de la Política
En esta línea, las instituciones de educación superior juegan un rol fundamental en esta materia, que trasciende la exclusiva formación de profesionales en el campo del deporte, son las encargadas de generar vínculos con su medio y, mediante sus programas, pueden contribuir a la descentralización, adaptando las políticas y programas a las necesidades específicas de las localidades.
La Universidad Viña del Mar, inspirada de un sólido enfoque regionalista, está siendo parte activa de un proceso descentralizador a través de la carrera de Entrenador Deportivo de la Escuela de Educación, tomando el deporte como herramienta de cambio social y con una orientación descentralizadora, iniciativa alineada, inspirada y articulada con la Política Nacional de Actividad Física y Deporte, carrera que comenzó impactando con un programa que responde a la dimensión de participación de adultos y adultos mayores, pero que en la actualidad lidera un proyecto único en el Campamento Esperanza, ubicado en el sector de Rodelillo, el que cuenta con un enfoque inclusivo y, principalmente, educativo.
En esta localidad históricamente excluida, la carrera de Entrenador Deportivo levantó un diagnóstico en base a la realidad local y necesidades del contexto mediante mesas de trabajo con las autoridades y dirigentes locales, esto con el objetivo de ofrecer un programa de actividad y ejercicio, cuya mirada es integral y social. Este programa se está realizando en el Complejo Deportivo UVM dos veces por semana, al que asisten principalmente mujeres de todas las edades, con el propósito de mejorar sus indicadores biosociales, fortalecer el involucramiento cívico, los lazos comunitarios y el sentido de pertenencia. Al mismo tiempo, busca incentivar en los estudiantes el compromiso con el entorno y el desarrollo social.