Por: Sandra Vesga Oviedo Académica Escuela de Educación Carrera Pedagogía en Educación Física Universidad Viña del Mar
Los recientemente juegos Panamericanos celebrados en diferentes ciudades de Chile han dejado ganancias en cuanto a infraestructura y asistencia de público que han superado las expectativas en las diferentes sedes, cifras inesperadas en cobertura y audiencia de las transmisiones a través de diferentes plataformas, así como también un positivo balance en logros deportivos en diversas especialidades en las que compitieron los atletas representando al país. Todo esto gracias al trabajo y a la disciplina de cientos de deportistas y sus familias que hoy ven los frutos en logros deportivos, pero además en el reconocimiento nacional transversalmente de este silencioso trabajo, ejemplo para niños y jóvenes que han tenido la posibilidad de vivenciar y disfrutar competencias de deportistas de elite que partieron con un sueño que hoy se hace realidad. Sin embargo, esta luz de avance deportivo que nos alumbra no puede disiparse con el tiempo; ésta emoción y empuje debe ser el motor propulsor para la toma de decisiones respecto al futuro de niños, niñas y jóvenes, ya que la adherencia a la actividad física y al gusto por la práctica sistemática es fundamental y que, según diferentes estudios, genera un impacto positivo no tan solo en la detección y proyección de talentos deportivos, sino también en generar una base para una vida activa, deportiva y saludable que favorezca el bienestar considerando todas sus dimensiones, física, mental y emocional de la población. Es el momento para trabajar en políticas públicas de fondo, ya que es evidente la necesidad de recuperar las horas de Educación Física perdidas hace unos años atrás, lo cual contribuyó al desmedro de la salud física y mental de nuestros escolares, desaprovechando la oportunidad de formar personas con hábitos que aportaran durante toda su vida, no solo desde el punto de vista físico, sino poder formar desde los valores y disciplina que aporta la práctica sistemática de actividad física, sin dejar de lado la posibilidad de detectar talentos para unas futuras figuras deportivas como lo hemos visto recientemente. Es un llamado que no solo hacen todos los profesores de Educación Física, sino, que, desde el Colegio de Profesores, quienes expresa lo urgente de hacer que nuestros niños, niñas y jóvenes reciban mayores posibilidades de crecer en movimiento. La obesidad infanto-juvenil y los niveles de violencia presentes en los escolares en Chile son la verdadera pandemia que dejó el COVID-19, por lo tanto, es en los establecimientos educacionales donde debe estar puesto el foco de una política pública nacional que considere a los niños y niñas y a las familias, para construir un modelo en el que la promoción de la actividad física sea el sello de los proyectos educativos. Es entonces clara la necesidad de, no solo recuperar lo perdido en cuanto a las horas semanales de Educación Física, sino, de ser ambiciosos pensando en esas generaciones futuras, generar espacios donde la Educación Física se realice diariamente, sumado al acceso a talleres deportivos y de actividad física, fomentando una vida activa desde edades tempranas, para que podamos decir en corto plazo que en Chile existen las escuelas activas.