La pandemia tuvo un efecto negativo en varias regiones del mundo, pero lo que ha ocurrido en Latinoamérica no tiene precedentes.
Esto porque los índices de pobreza y pobreza extrema han alcanzado niveles no vistos desde hace unos 15 o 20 años. Producto de ello, se prevé que el PIB de esta región no vuelva a niveles pre pandémicos en uno o dos años más.
Todo esto se conoció gracias a un informe elaborado por la OCDE, en conjunto con la Unión Europea, la CEPAL y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Allí advierten que dentro de las principales consecuencias de la pandemia han sido el aumento de la pobreza y la desigualdad.
Sin embargo, también señalan que todo pudo haber sido peor, ya que sin las políticas de ayuda implementadas por los distintos gobiernos, el índice Gini (que mide la desigualdad), habría subido un 5,6%, en vez del 2,9% que finalmente se registró.
El estudio publicado por estas organizaciones, explica que gran parte de la desigualdad percibida es producto del alto nivel de informalidad laboral en Latinoamérica. Antes de que estallara la pandemia, en la región prácticamente la mitad de los habitantes tenía un empleo que no formaba parte de los registros de empleos formales.
Pero, ¿por qué existe esta correlación? Básicamente porque se trata de empleos altamente inestables, los que, ante cualquier crisis pueden colapsar. Según los datos actualizados, un 45% de los hogares latinoamericanos viven gracias a este tipo de trabajos. 22% se sustenta con modelos mixtos y un 33% vive gracias a empleos formales.
De igual forma, se ha visto que la informalidad laboral es un fenómeno que no afecta a todos los países por igual. Mientras que Bolivia, Nicaragua y Honduras registran un 60% de trabajadores informales, Chile y Uruguay apenas llegan al 20%.
“Si bien es cierto que en Chile hay una menor informalidad, no quiere decir que no haya sido golpeado por la pandemia. Muchos de los trabajadores formales también han perdido sus empleos. Por lo que he comprobado en carne propia, hay muchas familias que necesitan ayuda para salir adelante. Ahí es donde los que más tenemos debemos hacer algo por ellos”, manifiesta Enzo Langer, conductor de un programa solidario en Chile.
A raíz del problema al que se enfrenta América Latina, los organismos autores del estudio explican que actualmente no existe una solución que garantice una recuperación inmediata para los países más afectados. Sin embargo, establecen que a través de medidas de políticas fiscales en materias de tributación, gastos y gestión de la deuda pública es posible conseguir resultados positivos en el largo plazo.
Por otro lado, el informe sugiere que los gobiernos avancen en la construcción de un nuevo contrato social, en donde se consideren elementos de movilidad y equidad intra e intergeneracionales. También, no deben olvidarse los compromisos asociados a la transición energética, la descarbonización y el combate contra el cambio climático.