En Chile, muchas zonas rurales aún dependen de la extracción de agua mediante pozos, norias y vertientes, como es el caso del valle de Colliguay, en la comuna de Quilpué.
Dicho sector tiene problemas para proporcionar un consumo de agua segura a sus pobladores porque no cuenta con los métodos ni la información necesarios que garanticen una calidad apta para su consumo, uso doméstico y recreacional, para riego o para animales.
Es por eso que las estudiantes tituladas de Pedagogía en Química y Ciencias de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Isidora López y Nicole Román, en su trabajo de tesis, caracterizaron y evaluaron la calidad del agua subterránea de Colliguay, para así determinar si es apto su consumo. Dicha investigación contó con el financiamiento del Programa de Desarrollo Local PRODESAL UPLA-INDAP, temporada 2018-2019.
“Evaluamos 13 pozos de agua subterránea en los que medimos 19 parámetros fisicoquímicos y microbiológicos en cuanto a la calidad de agua, y los comparamos con normativas ambientales nacionales e internacionales. Además, encuestamos a los dueños de pozos sobre el uso que le daban al agua, la problemática ambiental y los efectos en la salud por el uso de este recurso. El 79% de los pozos cumplió con los parámetros mínimos establecidos. Son pozos de agua dulce, sin contaminación extrema. Sin embargo, el 21% de ellos presentó parámetros sobre el máximo permitido, referidos a turbiedad, fosfatos, coliformes totales y fecales, que deben ser mejorados para no exponer a la comunidad a enfermedades intestinales y otras infecciones”, explicó Isidora López.
El 76,9% de las estaciones estudiadas presentó aguas duras, debido al alto contenido de carbonatos de calcio presentes, característico del agua subterránea, ya que arrastra partículas de suelo. Sus aguas no presentan color ni olor, registraron baja concentración de hierro, cloruros y nutrientes, y pH bajo la normativa.
PROPUESTAS
El estudio guiado por la académica de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, doctora Cecilia Rivera, propone metodologías de mejora al alcance y comodidad del hogar de los pobladores del valle, para así acceder a una calidad del agua óptima.
“Propusimos métodos no invasivos y de uso doméstico como la filtración para combatir la turbiedad, con un 99% de efectividad. Se separan los microorganismos y partículas del agua haciéndola pasar a través de un medio poroso. También está la cloración para eliminar los coliformes totales y fecales, siguiendo medidas exactas de cloro por litro de agua. Y la precipitación de fosfato de calcio para eliminar la presencia de fosfatos, que en altas concentraciones condiciona el crecimiento de plantas y algas en el agua. Para esto se añade calcio con aditivos elevadores de pH como el agua de cal o el hidróxido de calcio”, explicó Nicole Román.
Las profesoras sostuvieron que es necesario promover programas y tecnologías prácticas, económicas y de rápida ejecución para atender al amplio segmento de la población que no tiene acceso a un abastecimiento de agua segura. Igualmente, urge efectuar monitoreos continuos de pozos y capacitaciones a sus usuarios sobre desinfección domiciliaria y almacenamiento del agua, información que se puede replicar en establecimientos educacionales.