La labor docente es una de las profesiones que se ve más tensionada durante la emergencia sanitaria, especialmente en el caso de las mujeres, quienes culturalmente asumen más roles, pudiendo complicarse al establecer límites, tanto en casa como con las jefaturas.
Así lo aseguró el psicólogo de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), doctor Octavio Poblete Christie, quien precisó que muy posiblemente después de los profesionales de la salud, los docentes son uno de los profesionales que más estresados están con la situación.
Las razones son variadas. Una de ellas corresponde a la carga laboral que deben asumir los profesores y profesoras, al tener que responder solicitudes, por ejemplo, de la UTP (Unidad Técnica Pedagógica), de los propios estudiantes, y de los padres y apoderados, cuestión que en en contexto de pandemia y cuarentena, se torna más complejo.
La desestructuración de la labor pedagógica es otro factor que mencionó el académico y psicólogo, refiriéndose a que durante un período normal, la actividad educativa está fuertemente estructurada. Así, por ejemplo, están claros los horarios y rutinas, lo que se pierde en cierto modo cuando deben desarrollar su labor desde la casa, incrementando los niveles de incertidumbre. Además, las actuales condiciones han obligado a todos a actualizar sus conocimientos para impartir clases con distintas plataformas tecnológicas y manejo de red, cuestión que genera presión.
“Hay una tema que es particularmente relevante, yo diría que es una fractura en la manera de trabajar con sus estudiantes….el trabajo docente es considerado en sí mismo un trabajo emocional…se considera un trabajo emocional, porque el núcleo motivacional, vocacional, el espíritu de la actividad educativa, radica en la relación emocional con los estudiantes y con las familias…entonces, cuando tiene que trabajar a distancias, de diferentes formas, la naturaleza misma de la actividad didáctica se ve mermada por así decirlo”, comentó el profesional.
REALIDAD DE LAS PROFESORAS
El doctor Poblete profundizó su análisis y advirtió que, en contexto de pandemia, además de sentir ansiedad e incertidumbre (como muchos trabajadores en este país), en el caso puntual de las profesoras, ellas deben lidiar con situaciones más complejas, debido a diversos factores de orden socioemocional: sensaciones de culpabilidad por tratar de responder de la mejor forma frente sus roles como docente, madre y dueña de casa; por enfrentarse a la necesidad de establecer y manejar límites claros con su familia y con la institución educativa. Además, esto se da muchas veces al interior de una dinámica de dominio-sumisión, que es muy típica en el contexto laboral nacional. El profesional subrayó que todo lo anterior puede generar un gran estrés en las profesoras, más que en los profesores, especialmente, si no cuentan con las herramientas para enfrentar la actual situación.
“Es muy complicado para la mujer profesora, porque se pone en juego otro parámetro súper patriarcal, que es que la mujer tiene que ser la hiper madre. Entonces, si digo que “no”, me siento culpable, o me puedo llegar a sentir culpable si no tengo ciertas claridades en el manejo de los límites, claridades que también tienen que ver con la cultura en la que vivimos, donde se le dan roles…que, sin embargo, pueden ser compartidos entre los diferentes adultos que están en la familia”, dijo Poblete, quien agregó que lo mencionado no es menor, si se considera que en Chile, más del 70 por ciento de los profesores son mujeres.
¿QUÉ HACER?
Frente a esta situación, el psicólogo llamó a los colegios y a las autoridades educativas a generar espacios de contención de su cuerpo docente, motivar a sus profesores y profesoras para asumir la docencia en situación de emergencia, y apoyar la emocionalidad de las y los maestros.
En el caso puntual de las profesoras, sugirió que generen y resguarden espacios y tiempos de autocuidado en casa, estableciendo una rutina y horarios para ello. Es decir, organizar sus actividades diarias, para hacer cosas que las relajen, que las entretengan y que las reconforten. Para el profesional, es fundamental que estos límites también se establezcan en relación a las demandas laborales, sin sentir miedo o culpa. Desconectarse del colegio -dijo-es un derecho.