Fueron cuatro días de música, con nueve escenarios distribuidos por el puerto y jornadas de música en vivo que se extendieron por 11 horas continuas y sin tregua: el festival Rockódromo de Valparaíso despide su edición 2018: una que acortó su duración en días, pero que asumió el desafío de generar el primer festival público de Chile, donde tardes familiares, comida, comercio local, talleres, experiencias formativas y encuentros de industria orbitaron en torno a la música en vivo. Cerca de 35 mil personas participaron en las actividades. Todo, coronado por dos jornadas masivas en el Parque Alejo Barrios de Valparaíso, la locación más grande en la que el certamen se haya posado en sus 14 años de existencia.
Rockódromo es organizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a través de su programa Escuelas de Rock y Música Popular.
“Ha superado las expectativas con creces. Nos reportan que hubo más de 35 mil personas en estos cuatro días, más de 60 elencos de cinco países y desde Arica a Magallanes, siempre cuidando la articuación entre bandas de los ciclos de formación de Escuelas de Rock y Música Popular con otras de trayectoria. Estamos felices de haber entregado esta experiencia significativa a Valparaíso y a sus visitantes y optimistas de consolidar a Rockódromo como uno de los festivales más importantes de Latinoamérica”, comentó el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone.
La jornada final arrancó cerca de las 14:30 horas, de la mano de Perro Bomba, agrupación representante de Balmaceda Arte Joven en Rockódromo. Después, turno para la joven banda Contra Corriente -con integrantes aún en enseñanza media-, seleccionados de los ciclos de formación desarrollados por Escuelas de Rock en la Región Metropolitana. Yachaskay trajo el sol a las canchas de Playa Ancha y el asunto siguió en el norte, con la representante de Arica, Eingell Baltra. Sanguinius Terra desde Chillán puso la cuota de speed metal y virtuosismo y después, Elemento Dual de Antofagasta soltó rimas y música de vocación espiritual en sus minutos de escenario.
Domingo masivo
La banda porteña De Sombras y Siluetas mostró sus argumentos para imponerse como ganadora del ya clásico Festival de La Loma. Le siguió Camino de Tierra, para completar una panorámica desde Arica a Magallanes, con una convocatoria ya importante. A esa hora se desarrollaba ya la Carpa Winnipeg Migrante, el tercer escenario en el Parque, con un taller de danza a cargo de Yeimi Navarro, las canciones de esperanza del haitiano Ralph Jean Baptiste, y una programación que sumó a los mexicanos Son Rompe Pera, la banda chileno croata Afoicuré, la cantante maulina Evelyn Cornejo y el cierre a cargo de Newen Afrobeat, con un lleno total compitiendo a los platos fuertes ya instalados en los escenarios principales.
Allí, Los Blue Splendors celebraban la tradición del salvaje rock ’n roll porteño; seguidos por Ases Falsos y una presentación ya consagratoria en el certamen. Ya con miles de personas sobre la tierra de Alejo Barrios, llegó el turno para La Teja Pride de Uruguay y Efecto Mandarina desde Bolivia. A continuación, Malicia dio la bienvenida a la noche con un show de música, luces y baile, representantes de la feria de industria musical Fluvial de Valdivia.
De ahí, recta final por las bandas de mayor convocatoria del día: el arrastre popular ya probado de Movimiento Original; el regreso a los escenarios masivos de Mauricio Redolés junto a La Kochina Larry -homenaje incluido: Redolés recibió la Copa “Tierra de Músicos-, una apabullante presentación de los locales La Floripondio; el espectáculo inclusivo, diverso y colorido de la porteña Pascuala Ilabaca,
Recuento y proyección
Los cuatro días de música de Rockódromo arrancaron el jueves 1 de febrero con la presentación del Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita junto a González y los Asistentes. Entre las actividades, destacan el Guaguódromo en el Parque Cultural de Valparaíso, la Noche en los Balcones: 10 años en la Plaza Aníbal Pinto, showcases nocturnos, conservatorios sobre literatura musical, conferencias y reuniones para promover a Valparaíso como “ciudad creativa de la música” de la Unesco en la programación paralela de “Rockódromo Industria”, organizada por el gremio de la industria musical de Valparaíso (Imuva).
El cierre, además, se proyectó como una experiencia completa: más de 50 puestos comerciales instalados en el Parque Alejo Barrios y nueve foodtrucks para un patio de comidas que apoyó las maratónicas jornadas musicales. Familias en bicicletas, mascotas, turistas y locales: la diversidad también caracterizó a los asistentes del festival público. Todas las actividades contaron con entrada liberada y con el apoyo de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso y el Consejo Regional de Cultura Valparaíso.